23 de octubre de 2010
Distancia: 8,25 km.
Desnivel Acumulado de subida: 317 m.
Altura máx: 453 m.
Altura min: 370 m.
Dificultad: muy fácil (y agradable).
Tipo: lineal, se puede hacer circular pero el regreso sería por carretera.
Excursionistas: Isabel, José Carlos y Diego
Esta excursión es un agradable paseo no sólo por el curso del río Martín, sino también por la historia. Esto es debido a que durante todo el camino nos encontraremos con pequeñas cuevas donde si buscas detenidamente encontrarás pinturas de los pobladores de la edad del bronce, donde aparecen representados diversos arqueros, caballos, ciervos, jabalíes en varias escenas. Esto me hizo recordar a mi amigo Paco, todo un profesional en la materia y seguidor de este blog.
Para no regresar por carretera y hacer el camino más asequible al vermú del después. Dejamos un coche al lado de la carretera al final de nuestra ruta y nos dirigimos con otro coche al inicio de la ruta.
Para llegar al Inicio de nuestra ruta Salimos de Zaragoza sobre la 8:00 de la mañana dirección Castellón hasta pasar Azaila, seguimos por la N 232 hasta un poquito antes de llegar a Hijar, allí tomaremos el desvio que nos lleva a Albalate del Arzobispo por la A-224. Una vez pasado Albalate del Arzobispo seguiremos dirección Andorra por la A-223, pero fijándonos bien en el desvío que nos lleva por carreteras secundarias a las poblaciones de Ariño, Oliete… Es la A-1401. Siguiendo esta carretera enseguida veremos un cartel que nos indica el parking de los estrechos del río Martín o “los chaparros”. Ahí junto a la carretera y sin llegar al parking que se encuentra un poco adelante, dejamos el coche que no llevará de vuelta al inicio de la ruta. Seguimos con el otro coche hasta cruzar un puente que nos lleva a la margen izquierda del río y nos deja justo en un “claro” a la orilla de la carretera donde podemos dejar el coche y comenzar nuestra marcha por la margen izquierda del río Martín siguiendo los letreros y laa indicaciones ya preparadas. Lo cierto es que es una ruta muy bien acondicionada y que no tienen ninguna perdida.
Por fin coincidimos Isabel y yo en una excursión; de otra manera se nos hace más complicado el vernos y solo sabemos el uno del otro, por lo que Jose Carlos nos cuenta.
Emprendemos la ruta con paso firme seguro y ritmo normal. El día que se había despertado con niebla alta en Zaragoza y algo fresco, empieza a dejarnos una suave brisa azul y calido color que nos acompañará a lo largo del otoñal paisaje en el que nos introducimos poco a poco.
Enseguida encontramos la primera cueva donde encontramos unos grabados en la roca de símbolos que no identificamos con nada conocido… Siguiendo la senda pasamos por varias cuevas, pero estas ya, sin grabados, es más en las primeras no acertamos a vislumbrar absolutamente nada.
Poco a poco vamos bajando al cauce del río o subiendo por las laderas que lo conforman y con buena conversación y apenas sin esfuerzo llegamos a los miradores habilitados en el recorrido.
Más o menos a mitad de camino, se baja hasta el curso mismo del rió y vemos unas cuevas escarbadas en la pared de arena por el hombre a modo de bodegas, es justo en ese punto donde una pasarela de metal se esconde entre los carrizales de las orillas del rio Martín. Si sigues el sendero se encuentra de forma fácil.
A partir de ahí el sendero transcurre por la margen derecha del río y empieza una parte un poco más aérea y escarpada. Esta todo muy bien habilitado con pasamanos, sirgas y escaleras, no se necesita ningún tipo de material ni es necesario saber nada de técnicas de montaña, solamente disfrutar del paisaje.
Transcurrido este tramo se llega a la central hidroeléctrica que dejamos a nuestra izquierda y salimos a un camino con unas señales. Allí encontraremos un gran Pino carrasco que nos saluda con su impetuosidad junto a unas señales que nos indican la dirección correcta: en nuestro caso Albalate. Seguiremos la senda bien marcada hasta llegar a unos olivos cercanos al curso del río donde se vislumbra al final del sendero el parking del final de la ruta.
Como nuestro coche no esta en el parking, sino al lado de la carretera, seguiremos por el camino agrícola entre almendros hasta en pocos minutos llegar al coche que hemos dejado.
El día ha sido estupendo, la compañía más. Hacía tiempo que no coincidíamos José Carlos y yo en una ruta. Como guinda, compañía de Isabel que siempre se hecha de menos compañía femenina en nuestras excursiones gasolineriles.
FOTOS DE LA EXCURSIÓN PINCHAR AQUÍ
1 comentario:
quitando la imaginación que hay que tener para ver alguns pinturas,... una ruta muy interesante, a la par de bonita y entretenida
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